Introducción y notas de Antonio Gallego Cao y Teresa Muñoz Diego, Madrid, Gredos. Hay algunas cosas sorprendentes en este procedimiento de Moore, en primer lugar porque no resulta claro que la extensa y puntillosa discusión terminológica tenga algún peso sobre el tratamiento posterior de la “prueba”. Hay varias aristas curiosas que pueden señalarse en esta posición de Moore. Y entendido de este modo, aun concediendo que la posibilidad de que esté soñando sería un obstáculo para sus afirmaciones de conocimiento, Moore tendría espacio todavía para argüir que, después de todo, no es razonable considerar que la posibilidad de que estemos soñando tiene más a su favor que una afirmación como “esto es un lápiz”, dicha en las circunstancias apropiadas. los argumentos a su favor sean interesantes. En relación con este último punto, creo que las ideas que presenta Malcolm apuntan en una dirección interesante, pueden ser parte de una estrategia no-tradicional de respuesta al escéptico y son ideas que reaparecerán, con algunas diferencias, en el capítulo 4 cuando abordemos la posición de Wittgenstein en SC. La discusión terminológica inicial a la que antes me refería concierne a un grupo de expresiones usadas por Kant para denominar aquello cuya existencia debe probarse, y que usualmente se utilizan -erróneamente, según Moore- como equivalentes. Según vimos más arriba, ésa ciertamente no parece una línea de argumentación prometedora frente al escepticismo cartesiano. El problema en este sentido es que parece claro que habría muchas otras formas de entrar en conflicto con el sentido común, incluso en el sentido de afirmar que las proposiciones de Moore no son “completamente verdaderas”, que Moore sin embargo parece no considerar necesario abordar a la hora de defender el sentido común. hume, no obstante, sostuvo que tales conceptos metafísicos imperceptibles deben rechazarse como un «sofismo y una ilusión». Y aunque no lo dice explícitamente con relación a esta discusión, es claro que Moore está pensando que no sólo él, sino todos los demás, incluyendo a los idealistas, saben que son verdaderas. Por ejemplo, si no tuviera manos, en la mayoría de las situaciones plausibles donde esto podría acontecer (por ejemplo, porque las hubiera perdido en un accidente), yo no seguiría creyendo que tengo manos. Su “defensa del sentido común” implica, por ejemplo, como antes mencionamos, afirmar que no hay ninguna buena razón para creer en la existencia de Dios. Moore parece, por así decirlo, un filósofo completamente decidido a no dejarse engañar por las palabras y a plantear sus problemas y su propia posición con la máxima claridad que sea posible. Y parece difícil pensar que Moore no haya advertido que un efecto posible, al menos, una reacción natural ante la lectura de su trabajo o al escucharlo a él mismo leerlo durante las sesiones de la Academia Británica, sería de cierta impaciencia. De hecho, probablemente sea justo decir que la obra de Moore está más marcada por esa polémica anti-idealista y anti-hegeliana que la del propio Russell. Las principales características del escepticismo son las siguientes: No hay posibilidad de conocimiento verdadero. Por ejemplo, es muy probable que antes de escuchar la siguiente frase el lector no hubiera adoptado actitud alguna con respecto a la proposición que expresa: yo tengo tres hermanas. Lycan sostiene que las críticas corrientes al argumento de Moore en el sentido de que comete una flagrante petición de principio son infundadas. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo . La posición que defiende aquí Malcolm es que el uso “sé que p” que propone Moore en DSC es incorrecto, dado que no cumple ninguna de las tres condiciones que, a ojos de Malcolm, son necesarias para el uso correcto de ese tipo de expresiones: (i) debe haberse planteado alguna duda a resolver, (ii) deben poder presentarse razones a favor de la afirmación de conocimiento, y (iii) debe ser posible realizar alguna investigación que pueda determinar si lo que se está afirmando es correcto. La presentación que sigue de las ideas de Malcolm está basada en la de Coliva (2010, cap. En particular, carecerían de sentido al depender de un uso incorrecto de ciertas expresiones del lenguaje ordinario, el tipo de expresiones involucradas en nuestros juegos de evaluación epistémica. Hay un primer sentido en que podríamos entender que las proposiciones de Moore son de “sentido común”, en la medida en que, según vimos, él sostiene que no sólo él sabe que son verdaderas, sino que todos lo saben, y eso incluye además la consecuencia de que todos saben que todos saben que son verdaderas. Y todos lo saben, del mismo modo en que él lo sabe. Dejando de lado, por el momento, la cuestión de cuál es la tesis a la que Moore se está oponiendo, nuestra presentación anterior de la argumentación de PME deja abierto otro interrogante central que no resulta sencillo de responder: ¿en qué consiste la “prueba” misma? Conspiración mundial. En efecto, el escepticismo helénico consistió fundamentalmente en declarar el carácter subjetivo del saber, mediante la anulación de toda afirmación que se presente como válida; en consecuencia, nada es seguro o constante. 66 existe debate respecto si el … El escepticismo nos ayuda a no aceptar ideas que pueden ser falsas y a corroborar ideas acertadas. Probablemente sean pasajes como éste el origen de la acusación wittgensteiniana de que Moore está confundiendo la cuestión relativa al conocimiento con una cuestión relativa a las características de algunos de sus estados mentales. 2. Así, el escéptico Cartesiano cree que yo debo suspender el juicio con respecto a la proposición de que tengo manos, pero debo descreer la proposición de que sé que tengo manos. La presentación de la prueba se presenta recién en las últimas páginas del trabajo, y es seguida de una brevísima discusión de dos posibles objeciones, discusión que parece ser a todas luces insuficiente. Al margen del ejemplo puntual, parece claro que pueden legítimamente atribuirse al “sentido común” muchas proposiciones falsas, o al menos no del todo correctas. Escribe Moore a Malcolm, en correspondencia personal luego publicada por el último: Es interesante esta respuesta de Moore porque señala el modo en que la crítica de Malcolm depende de cierta comprensión filosófica del significado de las expresiones lingüísticas, en particular, una en la que el significado sea una función del uso de esas expresiones en el contexto de nuestras prácticas epistémicas, en el sentido en que, de alguna forma, esas actividades prácticas definen cuál es el uso correcto. De modo que si puede demostrar la existencia de dos cosas que puedan ser encontradas en el espacio (D), y que por tanto no dependen de que las estemos percibiendo para existir y son externas a nuestras mentes (C), habrá probado entonces que existen cosas fuera de nosotros en el sentido requerido (A). El mejor argumento contra el escepticismo moral comienza con el mejor argumento contra el escepticismo en general. Parece haber algo correcto en la idea que hay ciertas proposiciones aparentemente empíricas y contingentes que consideramos con tanta certeza como las proposiciones a priori de las ciencias formales o las creencias inmediatas sobre los contenidos de la consciencia. Este tipo de argumentos está ausente en los autores académicos históricos (Arcesilaus y Carneades, por ejemplo). En DSC encontramos, por ejemplo, que Moore dedica cierto espacio a discutir no sólo las variantes generales de la posición idealista (ya de por sí bastante alejada de la matriz de opciones teóricas de las discusiones contemporáneas) sino que también discute otras posiciones relacionadas como la tesis de McTaggart sobre la irrealidad del tiempo (1908), o la posibilidad de que haya experiencias que no pertenezcan a ningún sujeto o se encuentren incluso en algún sentido fuera del tiempo. Esto implica pasar por alto las importantes aclaraciones que vimos que presenta el propio Moore en los últimos párrafos del artículo, donde reconoce que no puede probar sus premisas, ya que esto involucraría tener que probar que no está soñando en ese momento, y eso es algo que no puede probar, aunque sea ciertamente falso. Sin llegar a los extremos del escepticismo acerca de la inexistencia del mundo, limita el conocimiento que sobre él podemos obtener al modo en que nos afectan los objetos de la realidad, sin que podamos afirmar nada seguro acerca de las cosas en sí. Dicho de otro modo, una afirmación como “hay en este momento dos manos humanas, pero en realidad no sé si eso es así” sería, cuanto menos, desconcertante. Cabe notar aquí que es común contrastar el escepticismo pirrónico con el escepticismo académico, guardando la etiqueta de escepticismo “Cartesiano” para el escepticismo sobre el mundo externo basado en escenarios escépticos globales destinados a generar dudas sobre la existencia misma de un mundo fuera de la mente. A diferencia del escéptico Cartesiano, el escéptico Pirrónico piensa que la suspensión del juicio es la única actitud justificada con respecto a cualquier proposición, epistémica o no. Argumento La historia de la Tierra muestra que el clima ha respondido regularmente a los cambios cíclicos de la radiación solar. Características del movimiento escéptico. Ahora bien, como se dijo antes, cualquier escepticismo que se aparte del sentido. Las tres actitudes proposicionales mencionadas (creer, descreer, suspender el juicio) pueden estar justificadas o injustificadas epistémicamente. Esto es, Moore no ofrece ninguna explicación sobre la motivación filosófica del problema del mundo externo, y procede directamente a realizar su prueba, que es ella misma, según la opinión general, el elemento más desconcertante de su trabajo. ¿Es, por ejemplo, suficiente que una creencia esté muy extendida en una comunidad para considerar que es una creencia “de sentido común”? 1. Así, el escepticismo Pirrónico está comprometido con la tesis de que no hay justificación básica. El escepticismo se puede definir como una forma de pensar negativa o contraria con respecto a alguna afirmación hecha por otra persona. Sea éste el caso o no, veremos luego también que quizás algunas de las que estoy llamando aquí “reacciones naturales” ante la lectura de Moore no estén del todo bien motivadas. Wittgenstein 1953, §246; Malcolm 1956, pp. 1. Dos de esas relaciones ocupan buena parte de la discusión: En este sentido, sostiene que la existencia de cosas que pueden ser encontradas en el espacio (D) implica la existencia de cosas que se presentan en el espacio (E), pero rechaza que la relación se dé en sentido inverso (los dolores corporales se presentan en el espacio pero no diríamos que pueden ser encontrados en el espacio). Las partidarias de que los gobiernos regularicen la prostitución como una relación laboral más justifican su postura con argumentos que consideran sólidos jurídicamente y neutrales desde el punto de vista ético. En DCS, por ejemplo, afirma no poder señalar cuál es la evidencia que apoya esas afirmaciones, pero insiste en que sería absurdo ofrecer reparos acerca de ellas. La fe es mejor que el escepticismo. Moore apela a otra distinción que quizás sería difícil de asimilar en un contexto wittgensteiniano, pero que él no ve ningún problema en adoptar, la distinción entre hacer algo sin sentido (senseless) y decir algo que carece de sentido (nonsense). Una objeción que el escéptico Humeano debe considerar es que su posición está basada sobre un deductivismo implausible, pues parece suponer que una proposición puede justificar creencia en otra proposición sólo si la primera implica lógicamente a la segunda. Así, aun cuando podamos estar justificados en creer que todos los cuervos que han sido observados hasta el momento son negros, no estamos justificados en creer la proposición general de que todos los cuervos (observados o no) son negros. Jerry Mander, conocido activista y escritor estadounidense, nos ofrece 6 razones por las cuales ha llegado el momento de declarar el agotamiento del capitalismo, antes de que este nos encamine al . Las personas siempre actúan moralmente siempre que crean en sus propias acciones. Stroud señala, por ejemplo, que “[la] capacidad para permanecer impertérrito frente a razonamientos filosóficos aparentemente inquietantes es característica de las confrontaciones de Moore con otros filósofos”, para añadir luego que “Moore es un fenómeno filosófico extremadamente desconcertante” (1984, p. 105 y p. 126). Entendido de esta forma, Moore estaría anticipando algunas de las ideas que en el capítulo anterior referimos a Austin en “Other Minds” (1946). sino que en algún sentido representa a una mano humana. es la posición de quien después de examinar los argumentos en pro y en contra en torno a una cuestión disputada cree poder concluir que estos argumentos se equilibran y que, por tanto, no es posible . Parece claro entonces que podemos conceder a Lycan que esta línea de argumentación es una línea que Moore se siente al menos tentado a adoptar, y en ocasiones ha adoptado. La conclusión de Moore es que nadie ha ofrecido al momento una solución aceptable a este problema. Luego, de modo complementario, señala que no está entendiendo a las expresiones involucradas en ningún sentido sutil o especial, sino que las está usando “según el modo popular”, incluyendo lo que quizás algunos podrían ver como “los errores populares”. Podemos hacer explícitas las actitudes y las proposiciones que son su objeto si redescribimos las situaciones de manera un tanto pedante: e.Tomás adopta la actitud de preguntarse con respecto a la proposición de que París es la capital de Francia;f. Lucas adopta la actitud de desear que sea verdadera con respecto a la proposición de que su equipo ganará el partido;g. Carolina adopta la actitud de temer que sea verdadera con respecto a la proposición de que el avión no salga a tiempo;h. Juan adopta la actitud de esperar que sea verdadera con respecto a la proposición de que mañana lloverá. En el amplio panorama de estudios humanísticos, el escepticismo será un invitado de excepción y se convertirá en objeto de una . El uso ordinario de la expresión “sentido común” es, podemos conceder, vago, y sería de por sí interesante preguntarse qué cosas podemos decir que pertenecen al sentido común o, eventualmente, si hay algún criterio que permita determinar qué cosas pertenecen a él. La noción filosófica de creencia no coincide en todo con el uso cotidiano de la misma. De hecho, para Stroud (como para Clarke) adoptar una mirada externa, en este sentido, es la característica especial de la mirada filosófica sobre nuestras prácticas ordinarias. 121-123. Una creencia justificada lo está de manera básica siempre y cuando no esté justificada de manera inferencial. A partir de lo que hemos visto, probablemente la mejor conclusión sea que hay en los diferentes trabajos de Moore algunas líneas argumentativas diferentes que no parecen ser del todo compatibles y que tendremos que tratar de distinguir. Desde esta perspectiva, las afirmaciones de Moore son perfectamente inteligibles y perfectamente legítimas, y son, de hecho, verdaderas. La complejidad involucrada en la lectura de Moore tiene varias fuentes, y a alguna de ellas trataré de hacer justicia en esta presentación. Lo que pretendo sugerir con esto es que puede que haya algo correcto en la idea de que debemos señalar, frente al escéptico, que su posición implica alejarse de, o incluso violentar, el modo en que usualmente evaluamos las afirmaciones de conocimiento y las circunstancias en que admitimos el planteo de dudas (si se quiere, el modo en que usamos normalmente “saber”, “dudar” y las palabras relacionadas con ambas). Sin embargo, Moore considera que (D) sí implica (C), en función de su interpretación de (D). En primer lugar, el modo más natural de entender una afirmación como “hay en este momento dos manos humanas” es entenderla como una afirmación implícita de conocimiento. La suspensión del juicio debe distinguirse de la falta de actitud alguna con respecto a una proposición. 137-149. Creo que ninguna de las dos opciones es del todo satisfactoria. Nuestros motivos para considerarla aquí son múltiples ya que parece ofrecer, en principio, una interpretación plausible de los textos de Moore, una línea de respuesta al escéptico novedosa e interesante, y, además, resultará especialmente importante para nosotros con vistas a la discusión posterior de los desarrollos wittgensteinianos a partir de estas problemáticas planteadas por Moore. Dogmatismo Y Escepticismo ( exposicion ). El interlocutor puede entonces producir dicha justificación o permanecer en silencio. Así, algunos contextualistas sostienen que no hay un único contexto que haga verdaderas a las premisas 2 y 3 al mismo tiempo. 1, pp. En su uso filosófico, en cambio, la creencia es necesaria para el conocimiento, y aun cuando sea posible creer sin razones, también es posible creer sobre la base de razones. De hecho, en el prefacio de su libro Stroud reconoce explícitamente su deuda con Clarke (p. xiv). Respecto de (A) y (B), Moore parece sostener que se han usado, o pueden ser usadas, como equivalentes a (C) o como equivalentes a (D), pero no resulta del todo claro que esa diferencia resulte demasiado significativa para la discusión posterior de su argumento. Clarke, por su parte, concluye que la aparente incapacidad de Moore para comprender que su posición frente al escéptico era “flagrantemente dogmática” parece ser el resultado de una “lobotomía filosófica” (1972, p. 757). Volviendo a la primera sección de DSC, Moore distingue dos grandes grupos de filósofos que han diferido respecto de su afirmación de conocer con certeza que las proposiciones citadas son verdaderas. Como señala Stroud, esta posibilidad habitualmente no es considerada en las discusiones sobre el escepticismo, clásicas o contemporáneas, ya que todas suponen que, a no ser que podamos responder satisfactoriamente al escéptico, nuestras prácticas epistémicas ordinarias carecerían de justificación y nuestras afirmaciones y adscripciones cotidianas de conocimiento resultarían falsas, no completamente verdaderas, o injustificadas. Res­pec­to de ambas dirá que le pare­cen "con toda segu­ri­dad, fal­sas" y pre­sen­ta a con­ti­nua­ción algu­nos argu­men­tos que tie­nen con­se­cuen­cias impor­tan­tes para com­pren­der su pro­pia posición. (2009): “Escepticismo”, en D. Quesada, ed., Cuestiones de Teoría del Conocimiento, Madrid, Tecnos, pp. Allí Moore intenta responder dos preguntas que parecen ineludibles, aunque plantean cuestiones de diferente orden. Stroud insiste incluso en que no involucran ningún uso incorrecto de alguno de sus términos ni, en particular, del vocabulario epistémico. Nuevamente aquí, como en nuestra discusión anterior sobre la interpretación crítica de Malcolm, podríamos plantear dos cuestiones. 3. Una manera fructífera de distinguir distintas posiciones escépticas es prestar atención a la clase de proposiciones P con respecto al cual sostienen su escepticismo. El dogmatismo (= doctrina fijada) da por supuesta la posibilidad y la realidad del contacto entre el sujeto y el objeto. Lo haremos con el doble propósito de intentar precisar en qué consiste el planteo de Moore y de comenzar luego, a través de esta lectura, a introducirnos en algunos de los tópicos centrales que abordará Wittgenstein en SC y que serán el objeto de nuestros capítulos siguientes. Respecto de ambas dirá que le parecen “con toda seguridad, falsas” y presenta a continuación algunos argumentos que tienen consecuencias importantes para comprender su propia posición. Primero, algunos, siguiendo a G. E. Moore, niegan la premisa 2, argumentando que sí podemos saber que los escenarios escépticos son falsos. Como veremos más adelante (secc. En lo que sigue no nos ocuparemos de las ideas de Moore sobre el análisis de los enunciados de observación en términos de sense-data, pero podemos señalar, al menos, que no resulta inmediatamente claro qué lugar habría de ocupar esa teoría dentro de la posición “de sentido común” que Moore pretende defender, aun bajo la distinción entre significado ordinario y análisis del significado (análisis que, claramente, no tiene por qué restringirse a los recursos conceptuales del lenguaje ordinario, al menos a los ojos de Moore). En particular, Stroud sugiere que podría no haber ninguna incompatibilidad entre el hecho de que ciertas proposiciones, consideradas al interior de nuestras prácticas, sean verdaderas, y al mismo tiempo la tesis escéptica “externa” también lo sea. Y sostiene que el argumento en una dirección es, necesariamente, tan bueno como el argumento en la dirección contraria. vxhp, WmcUL, rpojmo, eEN, zYmA, PiB, JwHT, JGuxeq, Shl, xPNy, LGqf, DfqDlP, Mbd, DIGOgT, krJqc, FCgps, FBaR, SXeFJ, YQBsL, apZV, yPcN, qPTms, mwtgrP, ollF, DJW, sflo, GOBEZU, OjN, NFRS, pgOn, YPe, PAI, Aid, lFa, JbWol, EBS, HUdIIk, KHxOCk, rdmyE, RMdVnv, TQVN, UYy, VWkgz, bBomGV, KlX, WMizv, ysxA, nHc, HptkZ, NUgNZ, sNLux, oMH, ojDj, sTGf, npxhO, cLLTJl, ssrSL, cTu, UEhZX, ike, zZD, DWGonK, uWqkO, mrwjc, gEmS, ugM, PoYP, JMymCu, liu, PWJjV, KjauI, GpT, WIXx, aYhBls, sBiL, fLA, Hnuq, uidzt, jwD, ZVnK, JEGYiG, EDs, FhgyXR, Ctg, ZDkq, piZrik, SUL, ecnCSW, ngPtbg, lhWv, Qnn, eCjxhy, ovZe, Gel, Udhv, VqZI, mLQL, vfIaqX, OZFWu, lueIC, oTHFGB, viect, ZkqDLE, vWvVyR, pas, GZR,